Si nos aferramos a nuestro plan, DEJAMOS DE ESCUCHAR LAS SEÑALES que el momento o las personas nos están dando.
Si nos aferramos a nuestro plan de manera insana, QUERREMOS QUE LA REALIDAD SE AMOLDE A NUESTRAS IDEAS y no al revés.
Al forzar nos cansamos.
A veces es nuestro cuerpo el que nos pide descanso, PERO COMO EL PLAN ERA OTRO, nos forzamos a cumplirlo.