Estoy de acuerdo contigo en que el conocimiento busca la posesión, el control. No podemos controlarlo todo, pero el control da seguridad. Aún así, ¿cómo poseemos lo imposeíble? El objeto de deseo nunca se puede poseer: eso es ontológicamente imposible. Pero uno no siempre tiene el deseo de poseer el objeto: a veces uno es más humilde y se limita a acercarse, separarse, acercarse, separarse... De todos modos, es cierto que el placer que da la escritura es que tú conseguís con un cuento o un poema aparentemente atrapar algo, y eso es controlarlo.